Aceptas por… (Cap.3)
Miro con asombro como las sincronías una vez más direccionan nuestra vida creando nodos.
Aquellos nodos son como rotondas, del camino que uno cree elegir…
Y cuando estás por entrar en la rotonda, los compañeros del coche que son tus guías, comienzan a vociferar todos juntos…
Es por acá!!
No es por la otra salida!!
Chambón te equivocaste!!, vuelve a retomar!...
Recalculando!!
Y solo sabemos que tomaremos una de esas salidas.
Mis padres tenían un local comercial muy pequeño, que me había servido siempre para volar…
Con un estudio técnico en las épocas buenas, y un kiosco en las malas…
Ya junto con mi socio Alfredo, aun limpiándome el pelo de la malteada de egresado de la facultad, se convirtió en un flamante estudio de arquitectura.
Y al poco tiempo aparece la opción de dejar ese querido local, para tomar y convertirnos en okupas, en el living de la casa de sus padres. Un poco más grande y mejor ubicado… hasta que el crecimiento urbano demostró lo contrario.
El local quedo vacío, y comenzó a empujar el impulso de tener un espacio de intimidad.
Como Aries es acción, me puse a construir una cama a 2 metros del piso y 80cm del techo.
Susy me veía muy entusiasmado con mis artes de carpintería.
Hasta que un día preguntó…
Nos vamos a casar?
-Dale!! , le digo
-Hacemos como quieras…
-Si podes encargate vos, que yo estoy ocupado con esto, le comento, como tirando la pelota al otro lado de la cancha.
Al otro día, la pelota volvió al área…
Llega Susy al nuevo estudio, yo estaba con mi socio Alfredo, cuando viene muy sonriente y me dice:
-Tenemos turno para casarnos
-A mirá que bien….
Fue mi pequeño comentario, porque lo único que quería es que no se desvaneciera su sonrisa.
-Es el 17 de mayo
-Ese día es mi cumpleaños, dice Alfredo
-Qué casualidad!!
Ya que yo, festejé mi cumpleaños en su casamiento.
Y también su primer nombre, es el segundo mío.
Así que aquella mañana lluviosa de mayo, guiado por las sincronías…
Debajo del corto alero que poco protege de la lluvia…
Estaba ella radiante…
Con cuidado para no resbalar con el arroz que se encontraba en el piso del casamiento anterior, entramos a una oficina.
Creo que fue un señor el que me preguntó…
Aceptas por esposa a Susana…
Y dije sí.
Jorge Proazzi
(Continuará….)
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